¿Están las redes de las empresas preparadas para la era Post-COVID-19?

¿Están las redes de las empresas preparadas para la era Post-COVID-19?

Los cambios desatados por la pandemia de la COVID-19 en nuestro día a día, tanto a nivel social, como económico e incluso cultural son de una magnitud incalculable. El distanciamiento social nos ha forzado a modificar conductas y costumbres que nunca hubiéramos imaginado antes de marzo de 2019. Algunas de ellas pasarán cuando estemos dando por terminada esta inquietante época y volvamos de la “nueva normalidad” a la “vieja normalidad”. Otras pueden haber llegado para quedarse y con el paso del tiempo borrar el adjetivo “nueva” para formar parte de la normalidad de nuestras vidas.

Uno de los primeros cambios que se percibieron cuando se estableció el estado de alarma y muchos trabajadores se vieron forzados a trabajar desde sus domicilios fue el drástico aumento del uso de las herramientas colaborativas en las empresas, sobre todo aquellas que hacen uso de las videoconferencias y que de alguna manera consiguen acercarnos un poco más a nuestros compañeros, clientes y rutinas de trabajo habituales. En algunos casos, estas herramientas ya existían en las empresas aunque eran utilizadas de manera puntual. En otros, los fabricantes de soluciones de colaboración se han afanado en ofrecer licencias gratuitas a las empresas para, por una parte facilitar la continuidad del negocio de las empresas y mitigar el frenazo económico, y por otra parte, posicionar sus productos para cuando la pandemia llegue a su fin y las herramientas de colaboración pasen a ser una necesidad del día a día, ya que una de los efectos presumiblemente inevitables de la pandemia es la aceleración en la adopción del teletrabajo.

Zoom call with coffee
Photo by Chris Montgomery / Unsplash

La gran mayoría de las opciones disponibles en el mercado (Cisco Webex Teams, Microsoft Teams, Lifesize Cloud, Zoom, Bluejeans…) ofrecen soluciones basadas en cloud que ofrecen al usuario gran versatilidad y simplicidad para trabajar desde casa como si lo hicieran desde su puesto de trabajo, con la única necesidad de tener una conexión a internet de no demasiado ancho de banda. Esta ha sido una de las claves de la rápida adopción ya que los usuarios comenzaban a hacer llamadas de video solo preocupándose de hacer click en su contacto o reunión (nada de configurar VPNs ni otras tareas del mundo IT que “complican la vida” a los usuarios sin perfil técnico).

Photo by Morning Brew / Unsplash

Con la nueva normalidad, las empresas están empezando a elaborar modelos para la vuelta a las oficinas que combinan trabajo presencial con teletrabajo, lo que da continuidad al uso de las herramientas colaborativas. Además, no todas las empresas están volviendo al trabajo presencial al mismo tiempo, por lo que la necesidad de comunicación con clientes y proveedores mediante la vía telemática sigue siendo una realidad.

Como comentábamos antes, el uso del modelo cloud para las herramientas colaborativas facilita en gran medida la adopción cuando existe una gran dispersión geográfica en el uso de estas, pero ¿qué ocurre si se hace un uso igualmente extendido en un escenario en el que muchos usuarios están situados en la misma localización?

Supongamos algo bastante habitual durante el periodo COVID-19: En un departamento de 20 personas diariamente se realiza una videollamada de grupo para coordinar las acciones del día y revisar el estado de las tareas del día anterior. Una de las características del video es que realiza un consumo de ancho de banda alto con respecto a otros tipos de tráficos (en torno a 1 Mbps para transmitir a buena calidad), con la particularidad que necesita unos valores de pérdida de paquetes, latencia y jitter bastante exigentes para que las llamadas se cursen con una experiencia de usuario adecuada.

En la nueva normalidad, 15 de esas 20 personas han regresado a la oficina mientras que 5 permanecen en casa. Por tanto, la llamada de grupo va a generara un consumo de 15 Mbps de tráfico tanto de entrada como de salida hacia internet en la oficina. Si además, de esas 15 personas, 3 trabajan en sedes remotas y la salida de tráfico a internet está centralizada en la sede central (escenario bastante habitual en las redes actuales), se está realizando un consumo de 3 Mbps sobre los enlaces WAN entre las sedes.

Si extrapolamos esta situación al número total de empleados de la empresa podemos comprobar que, si los enlaces disponibles para la conexión de internet de la empresa no están correctamente dimensionados puede haber momentos en los que se comprometa el rendimiento de estos, lo que puede afectar directamente a la calidad de las llamadas y otros procesos que necesitan conexión a internet.

life off screen
Photo by Alex Blăjan / Unsplash

Esta reflexión debería llevar a los administradores IT de las redes empresariales a replantearse si sus redes están preparadas para este nuevo modelo de trabajo o si se deben realizar acciones en ellas para garantizar la calidad del servicio, tanto del tráfico habitual contra internet como de las herramientas colaborativas. Habitualmente, estas acciones pueden ir desde ampliar los anchos de banda en las conexiones a internet, rediseño del tráfico en sedes remotas, configuraciones en los proxy para evitar analizar tráfico no necesario (el paso del tráfico de video por los proxy puede afectar seriamente a su rendimiento), revisión de las políticas de seguridad en los firewall o aplicaciones de calidad de servicio para priorizar el tráfico de red más sensible (voz y video principalmente).

Por tanto, si estás leyendo este artículo y eres administrador de red, ¿crees que tu red está preparada para soportar los escenarios de trafico que se nos plantean con el uso de las herramientas colaborativas? Si crees que sí, ¡enhorabuena, un problemas menos! Si por el contrario no estás seguro y puedes anticiparte a los escenarios comentados, hazlo y evita quejas innecesarias.